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Cariño, he encogido la liquidez del mercado secundario

En la película de 1989 “Cariño, he encogido a los niños”, la trama gira en torno al científico e inventor Wayne Szalinski, que crea una máquina con el propósito de encoger el tamaño de los objetos… y termina encogiendo accidentalmente a sus propios hijos, que tendrán que vivir toda una odisea hasta volver a recuperar su tamaño. Treinta y dos años más tarde, queremos tomar esta película para hacer una analogía con el comportamiento del mercado de renta fija de los últimos meses.

En primer lugar, en vez de un científico, tenemos a un actor que se ha vuelto principal en la compra de deuda en emisiones del mercado primario, que es el BCE. Las medidas extraordinarias que ha aplicado en la última década no siguen precisamente el método empírico, sino que, como hemos señalado en numerosas ocasiones desde este blog, llevamos diez años en territorio desconocido y, por tanto, con nula visibilidad sobre los efectos que puedan dejar sus medidas heterodoxas en el largo plazo.

Como parte de sus medidas extraordinarias para luchar contra el impacto económico de la pandemia, la institución no solo ha vuelto a llevar los tipos de interés a mínimos históricos, sino que ha redoblado sus compras de deuda, al lanzar el año pasado su programa PEPP (Programa de Compras de Emergencia por la Pandemia). De modo que, si hace algunos años -en los de normalidad monetaria, ya tan lejanos en el tiempo- el BCE era un mero supervisor de las condiciones de mercado, lo que permitía a distintos jugadores de la industria acudir a las subastas de deuda en función de las necesidades financieras que tuvieran en cada momento; en la actualidad, ha pasado a ser un comprador tan importante que con su potencia de fuego es capaz de comprar a la mayor parte de la oferta y aguantar hasta el vencimiento, con el consecuente impacto sobre el mercado secundario.

Si en la película el científico había inventado una máquina con el propósito de encoger objetos, pero que accidentalmente demuestra ser capaz de encoger también a seres humanos, siguiendo con nuestra analogía los programas de estímulo del BCE tienen como objetivo reactivar la economía al hacer fluir el dinero hacia gobiernos y compañías, con un eventual -en nuestra opinión, más que discutible- impacto positivo sobre la economía real, al incentivar el consumo y el gasto de los hogares gracias a unas condiciones de financiación extraordinariamente laxas. Pero esta acción compradora está teniendo un efecto previsto -el obvio y preocupante incremento del tamaño del BCE- y otro imprevisto, pero de dimensiones igualmente preocupantes: la caída en picado de la liquidez en el mercado secundario de deuda.

Cabe recordar que la inversión en renta fija conlleva una serie de riesgos: riesgo de subidas de tipos, riesgo de crédito, y riesgo de liquidez. En un contexto de tipos en mínimos históricos, en el que el posible riesgo de inflación está asustando a los inversores por todo lo que esto conlleva -entre otras cosas, que los bancos centrales  puedan cometer un error con sus políticas monetarias al subir los tipos de interés demasiado rápido o con demasiada agresividad-, contar con el añadido de la caída en picado de liquidez en un mercado que no deja de ser OTC a pesar de la evolución de las tecnologías de los últimos años no es ninguna ayuda para los inversores.

En un artículo publicado en Cinco Días recientemente, nuestro CEO y gestor Rafael Valera explica que, si bien se están produciendo pocos movimientos en el mercado secundario, sí se ha de tener en cuenta que existe “una liquidez total, sobre todo si se quiere vender”. De hecho, Valera observa que los grandes inversores están rotando muy poco sus carteras, lo que está provocando que haya títulos de deuda que directamente no estén disponibles para comprar, “como la deuda subordinada de los bancos”.

Por este motivo, hoy las carteras de nuestros fondos de renta fija presentan niveles inusualmente altos de liquidez, ya que llevan cerca de un mes con un 20% en efectivo. A pesar de disponer de un colchón tan abultado, listo para poder irnos de compras en cuanto encontremos oportunidades interesantes en el mercado, estamos siendo capaces de generar rendimientos superiores al 3%. Esto sitúa a nuestros productos en el primer decil de sus respectivas categorías.

En los casos de B&H Renta Fija y B&H Bonds, la duración que tenemos es inferior a 2 años y la yield media está en torno a 4,10%, mientras que en el caso del B&H Deuda, que es nuestra opción para los inversores más conservadores, la duración se sitúa en 1,6 años con una yield media del 3,56%. Tenemos la firme convicción de ser capaces de superar las rentabilidades actuales en lo que queda de año, hasta situarnos en el entorno del 4,5% o superior. Al igual que los niños en la película, tarde o temprano, el mercado será capaz de sobreponerse a la situación actual, y entonces estaremos listos para seguir seleccionando las emisiones más atractivas para construir una cartera que proteja y haga crecer al mismo tiempo el patrimonio de nuestros clientes.

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