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Inversión a largo plazo vs. corto plazo

Antes de adentrarnos en el mundo de la inversión, debemos analizar varios factores importantes: el riesgo que estamos dispuestos a asumir, y el objetivo temporal de nuestras inversiones (el periodo de tiempo que deseemos permanecer invertidos).

Podemos encontrar dos tipos de inversión, según este último factor: a corto plazo -cuyo retorno sea inmediato o en un plazo no superior a un año-; y la inversión a largo plazo -superior a los doce meses-.

La inversión a corto plazo también es conocida como especulación. En esta estrategia, el inversor toma sus decisiones basándose en noticias, en tendencias del mercado, en su propia intuición, etc. Así, es factible que un evento inesperado acabe marcando el éxito o fracaso de nuestra operación, por lo que es una estrategia más voluble. Aunque existen opciones de obtener rentabilidades por esta vía, es también muy probable que el inversor -al guiarse según las tendencias del mercado- compre en máximos y termine perdiendo dinero al vender tras caer dichas acciones.

Sin embargo, en la inversión a largo plazo, se pueden realizar estudios más exhaustivos de las posiciones que nos interesen, examinando si se obtuvieron ya rentabilidades de dicha acción en el mismo plazo; si su precio esconde una trampa de valor; etc.

En la mayoría de las ocasiones, aquellos que optan por la inversión a corto plazo acuden a ella en busca de grandes rentabilidades en un periodo de tiempo reducido, viéndolo como una opción más segura que la de mantener su capital invertido durante un mayor periodo de tiempo. Esto no es así. Es más, resulta muy complicado, si no imposible, obtener unos buenos resultados con la inversión a corto plazo sin asumir un riesgo elevado, lo que supondría exponernos a perder nuestros ahorros.

Por el contrario, la probabilidad de obtener unas rentabilidades elevadas se incrementa cuando marcamos nuestro objetivo temporal en el largo plazo. Esta afirmación la apoya Jeremy Siegel, profesor de finanzas en la Universidad de Pensilvania y autor del libro Stocks for the long run (Acciones para el largo plazo), que cuenta en su obra que la inversión a corto plazo, en términos de rentabilidad, es como lanzar una moneda al aire: existe una probabilidad de acierto del 50%. Por el contrario, la posibilidad de obtener beneficios aumenta con el periodo de tiempo que dure la inversión.

 

 

Famosos inversores apoyan y siguen la estrategia de inversión a largo plazo. De hecho, Warren Buffett, uno de los más reconocidos y considerado el padre de la inversión en valor (o value investing), ha mostrado en muchas ocasiones que la paciencia y la espera son cualidades fundamentales para un buen inversor, puesto que obtener buenos resultados requiere tiempo. “Si no te planteas mantener una acción por 10 años, ni siquiera pienses en tenerla por 10 minutos”, mantiene el gurú financiero estadounidense.

Una de las circunstancias que favorece obtener beneficios más elevados con la inversión a largo plazo es el interés compuesto. Con ella, podemos hacer que los beneficios que vamos recogiendo de nuestra inversión se sumen a al capital invertido al inicio, generando un efecto de bola de nieve y con un mismo esfuerzo de ahorro.

Así, vemos que la inversión a largo plazo resulta más interesante que la inversión a corto plazo, minimizando el riesgo de pérdidas y aumentando las probabilidades de obtener beneficios con nuestro capital invertido.

Esta es la filosofía que nos guía desde hace 15 años en Buy & Hold, dónde tratamos de preservar el capital de nuestros partícipes y maximizar la ecuación riesgo-rentabilidad en el largo plazo, gracias a los más de 80 años de experiencia acumulada de nuestros gestores.

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